lunes, marzo 26, 2007

LLUVIA


Necesito un baño, una ducha rosa de lluvia refrescante, ahí donde brinda la vida… en la esquina de tu barrio. Que llueva, que llueva, la vieja esta en Ginebra, releyendo a Jorge Luis, vistiendo de princesa gris… como antaño.
Lluvia, necesito lluvia, rosada, si, pareja, lluvia con toda la fuerza. Lluvia blanca y alerta, de todos los colores, de ninguno de tus sabores. Lluvias de otros países. Lluvias de Santiago, lentas, arribistas, con berretín de tormentas que comienzan en lloviznas y terminan en diluvio. Meteoros descomunales, pampeanos, bonaerenses, que se desgranan en sinfonías wagnerianas imponentes, y que dan unas pocas gotas furiosas hasta que como un pequeño orgasmo se acallan en un grito sordo.
Necesito el olor a la lluvia. El sabor de la lluvia, la lluvia de tu sexo en mi cara. Todo eso, y tu sexo, y la lluvia, y mas aún. Una escasa mirada.
Quiero lluvia. Negra lluvia, invisible lluvia. Mi yuvia. Si llubia, de nubia, del Peloponeso, de Morea, de las egeas islas de tu flora y Florences niñas de mi infancia, de las Franciscas damas de mi presente. De los escaños del futuro que aun no llega, pero ya se va sin que podamos tomarlo.
Arco iris de lluvias lánguidas, de lluvias bravas, de tantas lluvias tomadas por sorpresa. Quiero que llueva, quiero un baño de lluvia. Lo quiero ya!

VIAJE A LAS FLORES


No soporto las salidas de mis pares, que sintiendo malestares se cagan en la vida
Tomá y no pidas, no maltrates el aliento, que como un vil sarmiento voy buscando la salida
Siente de pronto el dolor, de mi crepúsculo interior, y tanto a tanto ve el misterio
De los eternos gemidos que en mi ausencia has proferido en la inconciencia de tu lánguido pudor.

Vuelvo vencido a la humedad de tu misterio
Luna y silencio, y mas misterio de nuevo otra vida
Son más mentiras en tu crudo y cruel averno
Que no entiendo las mentiras
Ya no creo en mis tormentos

En una calle de Las Flores, te recuerdo
Un perfume exquisito, y tu piel a flor de labio
Como astrolabio de tu sexo eterno
mi entrepierna se hace lenta y voy perdiendo el color

Aquella noche, me raptaste en lo oscuro de tu pieza
Una lanza me atraviesa
Y todo en cámara lenta
Tu piel tan tersa, tu cintura blanca
Tu vulva anaranjada de tantas madrugadas
O en Termperley, en la tarde
Con botellas de cerveza,
En la calle, con muchachos
Prometiendo puño y letra
Que jóvenes que éramos
Que intensos que éramos
Que soñadores seremos con
Tanto sueños por soñar.