Attachado en el marco gris de tu reflejo
Me muestro como nunca para tomar lo que es mío
Y sobrevivo, fugaz a tus confianzas
Pero surte efecto, siempre, casi siempre
Esa onda trepa que pica, y busca sonriente, el sol de su camino
Oh destino, oh marejada
Toda empapada
Despampanante
Y en tus cuartuchos, somos muchos
Sin bola, sin látigo, sin sobrante
Mientras que en San Enrique
Alguien se pone al espiante
Alguien se tiñe las tetas
Las repasa, plumerea
Son todas de abajo y de adelante, pero no rezan
Gustosas, se mesen
En los cuerpos vacilantes.