jueves, junio 23, 2011

SUEÑO


Amanecer sin despertar, y en ese sueño eterno me vuelvo a caer y no puedo decir si quiero un café con leche o un amor. Un perfil perfecto que abre brecha en esa vieja pasión de Temperley, un olor a ropa usada que pinta mi día y mi sueño, el de la noche, ese del que no puedo despertar. Junto a vos.

El celular sigue sonando y van cayendo los correos, no puedo imaginarme de otra forma que viéndote al lado mío, en un tren o en un avión. Me imagino un Motorola antiguo, en esa época donde hacíamos planes una semana antes de encontrarnos con los amigos. Y tu perfume sigue dando vueltas en mi cama. En esa cama de mi adolescencia y en la de ahora. No se puede ir o no lo dejo, ya no se.

Y una piel toma la palabra y se pone a cantar. Tu piel. Miro tu sonrisa inolvidable y vuelvo a soñar. Entro en el sopor de tu lagrimas, tus gemidos y tu eterno bienestar. Mientras tanto afuera, soplan pehuenches, sondas y pamperos. Mi pecho se acongoja y vuelve a dormirse en el opio de tu sexo. Me creo dueño del viento y apenas digo una palabra y una tromba de pingüinos indignados golpean la puerta de casa. Despiertan a tu coche y nos une en un abrazo interminable, imposible.

Sigo magullando palabras mientras pasa el tiempo. Es lo único que puedo hacer.