Este pasar de amante en amante. Esta manía alocada de tu cabecita de pibe de rioba. ¡Tan cocoliche! ¡Tan tilingo, tan chirucito para tus cosas! Tan coliza, como un pan caliente. Y en medio del trío, ese que tanto te gusta pero no te gusta, en medio de esa distonía que produce el músculo cardiaco cuando le duele un sentimiento. El cuore. Bueno, en medio de eso, aparece tu corazón de carmín y me asesta una estocada. Me hace trampa para tan solo para ver como me retuerzo en el suelo.
Ahí van las manos de marfil y los teclados de Taiwán. Ahí van los hoteles demolidos en sendas explosiones atómicas en el centro de Buenos Aires. Estamos como el amor que se hecha a perder.
Estamos.
