Me tiendo trampas, calculando tiempos y colchones de aire,
entendimientos de un espacio artificial a desgano. Mientras, voy enterrando a
mis muertos lentamente, de manera impecable. Prístina. ¡Quién lo diría!
Tantos metros y kilómetros, como de Lampa a tu corazón. Al final,
tu piel se salvo de mi marejada de secretos inconfesables. De mi letanía
amatoria. De mi trampa de bolsillo. Me tenés todo para vos. Como queríamos. Como
deseabas.
Aire entre espacios. Te extraño, y sigo tejiendo muros
invisibles en mi cabeza loca. Confort y música para follar. Quizá la parte mas tenaz
de mi humorada.