sábado, diciembre 15, 2007

CASTIGO DIVINO


Mar de trabajo. Todos los hombres del presidente opinan que el trabajar hace mejor a la salud. Detiene el colesterol y acrecienta la producción de adrenalina. Todo un vicio. Como guiso. Siempre fueron los mismos pelafustanes los que promulgaron el amor al castigo divino. Si pagan por trabajar, es signo que no es muy bueno, como trueno, voy camino al litoral. Yo, argentino. Qué cochino. Quisiera ser alteza, una rareza, un príncipe Florentino.
Y para colmo, en mi camino, sigues tú. Mirando silenciosa, entre otras cosas, las sobras de un sentimiento que seguro no fue tal. Cada día menos linda, cada día más banal. Es igual.
No quiero que se entienda mal. No me gusta trabajar. Eso no es lo que dijeron. Todo sigue igual.